APV: 1905
Como médico joven especializado en psiquiatría se había desilusionado de la ortodoxia médica reinante en su época. Fue por ello que desde que descubrió a Freud, después de la publicación del historial de Dora en 1905, se convirtió en el más obstinado y combativo de sus seguidores. Era un gran adicto al trabajo y al ejercicio físico (practicaba patinaje artístico) por lo que se parecía a Abraham, pero se diferenciaban en que Jones era más voluble y provocador, y en que siempre andaba envuelto en aventuras amorosas. Después de trabajar con Jung en el Burghölzli, Jones se presentó a Freud en 1908 en el Congreso de Salzburgo donde lo escuchó hablar sobre "El hombre de las ratas". Se vieron unas veces más y luego de un tiempo de dudas acerca del psicoanálisis, Jones se convirtió en su gran defensor especialmente en Norteamérica e Inglaterra. Inició su prédica psicoanalítica en Canadá debido a que dos veces se lo acusó en Londres de malpraxis con pacientes niños, por lo cual fue despedido del hospital pediátrico donde trabajaba y consideró prudente mudarse a Canadá. Allí y en Estados Unidos dio conferencias y en 1911 se abocó a la fundación de la Asociación Psicoanalítica Americana. Volvió a Europa y en 1913 fundó la Sociedad Psicoanalítica de Londres, con nueve miembros y en la cual casi trabajaba solo. Escribió mucho en psicoanálisis aunque sin gran originalidad, lo que lo llevó a comentarle a Freud: "Para mi el trabajo es como una mujer que cría un hijo; para hombres como usted supongo que se parece más a la fecundación por parte del macho". Desde 1912 Freud analizó a Loe Kann, la amante de Jones (a quien todos llamaban su esposa), adicta a la morfina. Dejando de lado la regla del carácter confidencial de los tratamientos, Freud comentaba con Jones los avances de Kann en cuanto a las dosis menores de morfina que consumía. También le daba a Jones consejos personales, debido a su inclinación a involucrarse en variadísimas relaciones amorosas que le traían innumerables problemas. Paul Roazen en su libro "Meeting Freud's Family", afirma que Jones no gozaba de la simpatía de muchos psicoanalistas. Se decía que su modo de ejercer el poder suponía excluir a aquellas personas que pudieran desafiar su propia posición. En cierta ocasión, Joan Riviere paciente de Jones,le reclamó a Freud que éste "la perseguía en su posición, la felicitaba por teléfono por sus proposiciones teóricas y la traicionaba al decirle que había tratado infructuosamente de apaciguarla". Era típico de él ese doble discurso. Anna Freud decía que él era "espantosamente independiente",que nunca la había tratado a ella o a su trabajo seriamente y que sólo la utilizaba para pretender acceder a su padre a través de ella. A su vez, Jones decía que Anna estaba inadecuadamente analizada, con lo que se veía que sospechaba o sabía que ella había sido analizada por su padre. Parecería confirmarlo el que Freud en algún momento preguntara, aunque retóricamente, "¿Quién, entonces, ha sido suficientemente analizado?". Yosef Hayim Yerushalmi dice de Jones:"...bien al final de la segunda Guerra Mundial el afectuoso discípulo produjo bajo el título "La psicología de la cuestión judía" un ensayo extenso, en el cuál la solución sugerida al problema del antisemitismo sería la asimilación total. No faltan pasajes impactantes; por ej. deja entrever que la mayoría de los judíos emigrados a Inglaterra son desertores cobardes desagradecidos. Luego pasa a las características corporales de los judíos, que contribuirían a la enemistad inconsciente contra ellos. Una sería la circunsición que según Freud apela a los temores a la castración. La otra es una contribución original de Jones: "El segundo de los caracteres corporales, de los que hablo es la naríz Hethita, que hace pensar en una malformación, que los judíos traen de sus migraciones y que por una lamentable coincidencia está atada a un gen dominante". El trabajo si bien es accesible sin problema en sus "Ensayos sobre psicoanálisis aplicado", es por lo visto en general silenciado. Freud naturalmente no lo conoció, apareció recién en 1945. Pero de los resentimientos antijudíos de Jones seguramente debió saber, ya Rank, Ferenczi y E.J. Brill frecuentemente lo habían alertado. Freud sin embargo encontraba a Jones tan útil -como en los buenos tiempos a Jung- como para dejar vía libre a sus sentimientos en este asunto." (11 Bb, 27 Bg)
|