Hombre y mujer: ¿sexos o géneros?

Biblioteca del Campo Freudiano de Barcelona

Publicado el: 2003-12-03

    


Desde el punto de vista de la clínica de la sexuación de Lacan, fundamentalmente de los desarrollos del seminario XX, abordaremos algunas de las actuales ”disputas...

 

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Hombre y mujer: ¿sexos o géneros?


Argumento:

Parecería una salida de futuro la de, frente a la imposibilidad de hallar una escritura de la diferencia entre los sexos, difuminar la frontera que los separa. Pero lo que es abolido en lo simbólico retorna en lo real. De modo que hemos de estar preparados para reconocer, en los intersticios de nuestra realidad, las nuevas manifestaciones de la imposibilidad de la correspondencia entre hombre y mujer. Para ello releemos los Tres ensayos de Freud y recorremos los campos (neurosis, perversión, psicosis) que la clínica ofrece a nuestra consideración, para hallar en la castración el concepto insistente de lo que nos salva de la neutralidad y nos permite abordar problemas de nuestra modernidad como la consideración de la homosexualidad, el transexualismo y las confusiones entre sexuación y elección de objeto. Ni mito ni realidad, un órgano "pasa al significante" (como dice Lacan en Télévision), y permite dar razón de una serie de hechos notables entre los seres parlantes. Entre ellos encontramos determinados encuentros en el marco de la no correspondencia entre los sexos, cada elección forzada según coordenadas inconscientes, una invención a costa del síntoma o, a lo peor, del pasaje al acto. Aquella razón toma forma de una función, que facilita una escritura de la diferencia.

Biblioteca del Campo Freudiano de Barcelona


Las disputas de los sexos


Argumento de la ponencia a presentar en La Jornada Simultanea de las Bibliotecas en XII Encuentro Internacional:

Desde el punto de vista de la clínica de la sexuación de Lacan, fundamentalmente de los desarrollos del seminario XX, abordaremos algunas de las actuales ?disputas? sobre los sexos que mantienen los discursos sobre el género. Existe un amplio abanico de posturas que se pueden ordenar en dos grandes ejes. Esencialismo y Construccionismo. ¿Hay una esencia de cada identidad sexual o ésta se construye según los modelos sociales y culturales? Los discursos sobre el género, multiplican sus debates teóricos y políticos entorno a estas líneas de fuerza. En el marco de estas corrientes se desarrollan polémicas sobre la heterosexualidad obligatoria y la llamada jerarquía de género, el binarismo de la identificación sexual y la proliferación de las identidades sexuales, la homofobía y las políticas de la identidad... Para el Psicoanálisis Lacaniano el fundamento de la sexuación, no son tanto los avatares de las identificaciones sexuadas, sino una imposibilidad irreductible de las relaciones entre los sexos, siendo los modos de vida y las prácticas sexuales, en cada época, los modos de colonizar esa imposibilidad.

La ponencia tratara de argumentar y definir una posición en 5 puntos:

1-El enredo de la bisexualidad
2-El lado hombre
3-El lado Mujer
4-Odioenamoramiento
5-El matrimonio contemporáneo.

Estos 5 puntos seran desarrollados y expuestos a debate en un ciclo organizado por la Biblioteca y en el que participaran miembros y socios de la Sede de Madrid de la E.L.P.

Biblioteca del Campo Freudiano de Madrid


Presentación del libro Inconsciente: existencia y diferencia sexual , de Jorge Alemán y Sergio Larriera


Auditorio Jorge Luis Borges de la Biblioteca Nacional - 3 de abril del 2002

Panelistas: Lic. Silvio Maresca, Silvia Ons y Mónica Torres
Coordinador: Osvaldo Delgado

Intervención de Silvia Ons:

En este libro, Jorge Alemán y Sergio Larriera prosiguen la orientación que caracteriza su obra: la de profundizar en la vecindad entre el psicoanálisis y la filosofía. En esta como en otras publicaciones son vivificados los textos filosóficos, a la luz de la experiencia analítica Alemán entiende bien que tanto Freud como Lacan quieren para el psicoanálisis una vinculación con otros saberes que no se funda sólo en lo que se podría aprender de ellos sino también en su renovación a partir de la experiencia analítica. Entre ellos, la filosofía ocupa un lugar rector en la elaboración de los conceptos capitales. Así las temáticas concernientes al inconsciente, el sujeto, la repetición, la pulsión, la ley, los universales, etc. no pueden pensarse bien sin referencia a la filosofía.

Si se trata de pensar -como señala Judith Miller- en la razón desde Freud (nombre del Departamento de Psicoanálisis y Filosofía) esto mismo revela que la razón es pilar, base y requisito para que pueda realizarse su subversión desde el psicoanálisis. El logos no se contrapone a la clínica ya que si esta es lo real en tanto lo imposible de soportar, ella implica necesariamente otro discurso como exterioridad conmocionada. Lacan vinculó a la filosofía con el discurso del amo que es también el del inconsciente y el psicoanálisis lo supone al ser él su revés. El vacío discursivo de esta época nos conduce a apelar a esa razón: el anhelo de Alemán y de Larriera es el de que la filosofía comparezca como vía no reñida con la ex ?istencia del psicoanálisis como su borde real éxtimo.

El libro se llama ?El inconsciente: existencia y diferencia sexual.?, título que ya expresa el pilar en el que se apoyarán los temas desplegados. El texto ahonda en los fundamentos del psicoanálisis, fundamentos desarrollados de una manera clara en la que la didáctica no elimina la densidad que requieren. Cabe para mí mencionar expresamente los capítulos consagrados al nudo borromeo, tema que pese a resultar complejo en la enseñanza de Lacan es presentado aquí de manera fluida y original.

En ninguno de los capítulos consagrados a los pilares del psicoanálisis deja de estar presente la referencia filosófica particularmente la que concierne a Martín Heidegger. Es que para Jorge Alemán y Sergio Larriera, sostener la hendidura propia de la existencia exige reconocer el doble desmantelamiento del sujeto moderno operado por Heidegger atravesando la filosofía y por el psicoanálisis.

Para Heidegger la modernidad está dominada por la filosofía de la subjetividad, sus formaciones intelectuales son síntomas del modo en el que el ser se retrae y a la vez da forma a una época con su retraimiento. La ocultación del ser a favor del ente tiene un paralelismo con la represión. La cura del Ser y el Tiempo nombrada por Heidegger ?Ser del -ser ahí-? guarda un paralelismo con la cura analítica. Más ese ?si mismo? recuperado por Heidegger, ese ?si mismo? oculto en las habladurías que lo empañan es un ?si mismo? que no queda surcado definitivamente ya que las trazas de la diferencia sexual no lo han atravesado. La existencia heideggeriana no estaría marcada por los embrollos de la diferencia sexual. Su carácter neutral, hace a su potencia. El ser auténtico está protegido de su alteración sexual, ha sido depurado, se han suprimido las huellas de la pulsión en el cuerpo. Sin embargo Alemán y Larriera destacan el análisis realizado por Derrida a la atención dispensada por Heidegger a la pulsión invocante en el punto 34 de ?El ser y el tiempo?: ?oír la voz del amigo que lleva consigo toda la existencia? ?no hay existencia sin la escucha que lo constituye en su relación para con los otros?. La voz se abre entre las habladurías necesitando de un tránsito por las situaciones límites para invocar que la existencia se vuelva sobre si a su poder más auténtico. El escuchar es reunión, recogimiento hacia la palabra que nos es dirigida. Sin embargo, esa voz, dicen claramente los autores, no se materializa. Derrida, muestra el alcance de su indeterminación, dice que de ella no se sabe si pertenece a un vivo o a un muerto, o a un hombre o a una mujer, a alguien que está lejos o que está cerca e interpela a Heidegger interrogando porqué la voz es la de un amigo y no la de un enemigo, un amante, un padre, una madre, en fin otros parlantes. Es que el amigo en Heidegger parece portar la figura del sin rostro, indeterminado, no sexual. Las observaciones de Derrida se enmarcan en el contexto de un libro ?Políticas de la amistad? en el que pone en cuestión el modelo fraternalista de la amistad donde se pretende que un amigo sea como un hermano excluyendo lo femenino en tanto ajeno. La voz heideggeriana pese a tener un carácter pulsional e interpelar al uno de la inautenticidad no deja de ser asexuada .Esto nos conduce a pensar que el agujero de la pulsión que perfora al cuerpo no es el agujero de la no relación sexual. Tal vez por ello, como lo señalan Alemán y Larriera la alteridad sexuada no tiene lugar en la estructura ontológica de la cura pese a haberse aislado la voz como pulsión invocante ya que para Heidegger en la cura no tienen lugar ni las pasiones ni las inclinaciones ni los deseos. O mejor, la definición ontológica del existenciario pide que se lo deslinde de fenómenos que pudieran identificarse con él como la voluntad, el deseo y el impulso. Ascesis que no dejará de conducirlo a la deuda y a la culpa como lo más originario de la existencia. Los autores articulan el ser deudor y culpable con la fantasmática del masoquismo moral mostrando con lucidez que aquello que Heidegger pretende que revelaría el no ser es justamente aquello que lo obtura, es decir, un fantasma (muy bien articulado por Alemán al final del libro con el cristianismo, es decir con la realidad psíquica como religiosa). Como si la mortificación operada hiciese que lo pulsional anide en el nicho del fantasma

La cura heideggeriana en la que se purifica al ser de las pulsiones no deja de estar relacionada con la manera en la que Heidegger entiende lo que debe ser una comunidad en el momento de su máximo compromiso con el nacionalsocialismo. Alemán dilucida con precisión la estructura que está en juego en el ?discurso del rectorado? a la luz del nudo. La esencia del ser alemán pretendiendo gobernar las pulsiones las orientará hacia fuera, hacia ese otro extraño que ha dejado de ser éxtimo.

Un día Lacan le dijo al entonces joven Miller ávido de Heidegger: ?Monsieur Miller el ser es una trastada?. Esto no le impidió a Lacan en los primeros tramos de su enseñanza tomar al ?Ser y el tiempo? como una referencia crucial, no deja de ser interesante que tal insistente alusión se sitúe en un momento de su elaboración en el que la cura es concebida como dominación de lo real por lo simbólico principio de una cura que al pretender purificar de las pulsiones las deja en el cultivo del fantasma.

La mentada purificación se encuentra también en Kant a propósito de la ley moral. La filosofía destierra lo sexual de su campo: así, en Heidegger un plano ontológico depurado como en Kant una ética depurada.

Jacques Alain Miller encuentra en la ?Crítica de la razón práctica? una referencia a la sátira VI de Juvenal en la que se hace mención al capricho femenino: así lo quiero, así lo ordeno. Osadamente Miller considera que esta frase habría inspirado a Kant en la construcción del imperativo categórico. La paradoja es evidente y suscita los siguientes interrogantes. ¿Cómo se articula lo particular de un capricho con una ley que justamente elimina el pathos de las subjetividades ¿Acaso Miller no nos ha dicho también que la ética kantiana es una ética fundada en el universal del lado macho? ¿ y no es de su predominio el que habla el famoso celibato de Kant junto con su recomendación del casamiento sólo por conveniencia a los únicos fines de un solvento económico que facilite la tareas del filósofo? Por último: ¿como se conciliaría lo anterior con el capricho femenino?. El capricho -dice Miller- es la voluntad fuera de la ley, algo súbito que emerge sin razón y que se emparenta con el acontecimiento imprevisto. Tiene afinidad con lo femenino, con lo absoluto, con lo incondicionado, parentesco con las diosas de la suerte y del destino, consonancia con la tyché Extraigo de la paradoja la siguiente conclusión. La voluntad kantiana hunde sus raíces en lo pulsional, incluso en lo femenino de un capricho que bajo la égida de lo universal elide y destierra. La ética del psicoanálisis incluye en cambio a la diferencia sexual no considerada por la filosofía. Lacan no deja de considerarla con relación a un imperativo extraído de Freud: Wo Es war, soll Ich werden, dice que su raíz nos es dada en una experiencia que merece el término de experiencia moral y que se sitúa en el principio mismo de la entrada en el análisis.

Este imperativo es inédito ya que tiene lo universal del categórico pero no excluye lo hipotético del uno por uno. La ética del psicoanálisis no elide la diferenciación sexuada. La pregunta que le formulo a Jorge Alemán y a Sergio Larriera es la de qué consecuencias tendría esta ética a nivel de la comunidad. Es decir -cito a Alemán- que lo verdaderamente ontológico sea la imposibilidad de la relación sexual.

Intervención de Jorge Alemán:

A partir de ahora improviso unas palabras y en todo caso después, con todos ustedes, dialogamos sobre lo escuchado aquí.

En primer lugar quiero decir que este es un libro que llevó cinco años, tiene conjeturas bastante atrevidas, tiene todo un trabajo sobre el último tramo de la enseñanza de Lacan, sobre el nudo, con una tesis sobre el tiempo y el espacio, que hay que leer con esfuerzo y detalle.

Nosotros, Sergio Larriera y yo- porque este libro culmina la serie de lo que comenzó con Lacan-Heidegger- pensamos las cosas de esta manera, lo resumo brutalmente: lo que se llama la ?historia de la metafísica? es el intento de subordinar el ser o la existencia al dominio del uno. Pero, a la par de esa historia que ha intentado someter a la existencia al imperativo de lo uno, junto con ese dominio del uno, desde el momento inaugural del pensamiento, ha surgido también con toda su fuerza otra tendencia que se sustrae a ese dominio . Es decir un intento de pensar la existencia no dominada por lo uno, y nosotros hemos intentado poner al psicoanálisis en conexión con ese momento inaugural.

Para nosotros el psicoanálisis es el modo- y eso tiene desde luego una consecuencia política- de tratar de pensar la existencia humana, digo la existencia y no el sujeto. Por ejemplo, se habló del retorno del sujeto al que se refiere Zizek, por otra parte, sabemos que la palabra sujeto es una palabra determinante en la enseñanza de Lacan, en nuestro caso ha sido en este libro muy matizada pues nos interesa más darle valor a la palabra existencia o en todo caso a una especie de acuñación en español que hemos hecho nosotros: ?el ser dicente, el ser parlante?.

Pensar la existencia sin su dominación por lo uno es de algún modo resistir a un cierto determinismo que hoy trata de dominar todo el espacio de la subjetividad, es una paradoja que quiero señalar, que en la misma época en que se quiere quitarle toda responsabilidad a los sujetos y mostrar todas sus conductas determinadas, o bien por cuestiones genéticas, o bien por cuestiones constitucionales, o bien por cuestiones de performance cognitivas, es decir en la misma época en que se ha rechazado el ámbito de la responsabilidad, la decisión y la libertad en la existencia, la estructura del mercado, en cambio, promueve una nueva noción de responsabilidad sumamente perversa. Son los propios pueblos en cambio absolutamente responsables de su suerte y su destino como si no existieran ni las hegemonías militares ni estructuras mundiales de dominación

A pesar de que el libro no tenga de entrada una deliberada forma política, nuestra manera de tratar la existencia, de devolverle su carácter de apuesta, su carácter de decisión, de mostrar qué quiere decir su carácter de fundamento, llevándola a la escritura del nudo borromeo en la enseñanza de Lacan, como un intento precisamente de pensar a la existencia por fuera de la determinación de lo uno, si bien como dije antes, no tiene de inmediato una traducción política, me parece que es como una condición previa para cualquier tipo de renovación del discurso político. No creo que pueda haber actualmente una renovación del discurso político si se entiende por política simplemente la formación de los ciudadanos, si se entiende por política educar a los individuos.

Creo que política quiere decir de nuevo atreverse a saber qué es la existencia, como está hecha y cuáles son verdaderamente sus formas de encontrarse consigo misma. Digo sus formas de encontrarse consigo misma porque efectivamente (ese es el descubrimiento de Freud que también comparte con Heidegger) la existencia no tiene forma de encontrarse consigo misma a través de un acto de reflexión, lo tiene que hacer siempre a través de una situación límite. Esa situación límite tiene muchos nombres, nosotros arriesgamos algunos.

Bien ,esto es una especie de brochazo general del libro pero como el tenor de las intervenciones hizo resonar la palabra política quiero decir esto: creo que toda la tarea mía está involucrada en este gesto, que actualmente las exigencias de pensar lo político conllevan necesariamente esta exigencia de abrirse a la cuestión de la existencia parlante sexual y mortal como lo decimos en el libro.

Con respecto a lo que planteó Delgado digo rápidamente, ?Totalitarismo y Democracia?, es un tema utópico, todos ustedes lo conocen, como efectivamente el libro es bastante duro con el imperativo categórico y como en cierta forma a su vez el imperativo categórico es un patrimonio de la humanidad, quisimos matizar las cosas, porque efectivamente esta ecuación lacaniana de implicar la operación kantiana en el registro sádico puede dar lugar a que uno menosprecie, por ejemplo, ciertas conquistas como la democracia parlamentaria, los derechos humanos, etcétera, etcétera; entonces, como no se trataba de despreciar esas conquistas, en el libro decimos que no puede ser reducida la distancia entre totalitarismo y democracia. Esto no quiere decir que no haya a la vez que preguntarnos que quiere decir democracia, porque actualmente decimos democracia a la siguiente experiencia: que uno tenga una gran libertad para elegir supuestamente su estilo de vida y no tenga ninguna para incidir en alguna de las cuestiones básicas sobre las que se decide el futuro de una comunidad. Es decir que en la época de la técnica, ya sea tanto en la definición de la técnica vía Heidegger como en la definición del discurso capitalista, que a mi entender es más compleja vía Lacan, o lo que ahora incluso Antonio Negri llama el ?imperio?, que para mí es una derivación más simple de lo que Heidegger llama ?la época de la técnica?, es un hecho que las decisiones en la experiencia democrática han quedado de algún modo clausuradas. Es decir hacer la experiencia del ciudadano no es hacer la experiencia de ninguna decisión política, lo que se llama actualmente democracia, es la desaparición de lo político y por lo tanto aunque hay que mantener esta distancia entre totalitarismo y democracia , eso no quiere decir que uno renuncie a interrogar las dimensiones mismas de la experiencia democrática.

Porque en efecto la imbricación del mercado y de la ciencia, como se ha mencionado aquí, ha generado un tipo de nueva proliferación del dolor que actualmente las experiencias que provenían clásicamente de la política no pueden ya limitar ni pueden regular, por lo tanto esto es lo que un filósofo francés llamó ?la crueldad no funcional?. Lo propio de la época actual es una crueldad que no tiene ninguna función ni ningún destino más que el de realizarse como tal, y como eso ocurre dentro de la democracia aunque no puede ser cancelada su diferencia con el totalitarismo, debe estar abierta a los diversos interrogantes a su vez.

Respecto A lo puntualizado por Silvia respecto del carácter ontológico de la imposibilidad de la relación sexual quiero referirme a que para mi Heidegger fue una experiencia especial porque yo he amado a Freud. a Marx, al peronismo, al psicoanálisis, a Lacan, pero no he amado a Heidegger, la verdad es que su figura no me despierta ningún sentimiento positivo, o sea que fue un ejercicio de pensamiento con alguien con el que tengo transferencia negativa se puede decir, con alguien un poco siniestro para mí. Pero sin embargo es interesante también, pensar con alguien a quien uno no le concede ninguna gracia ni encanto.

Entonces para mi Heidegger ha servido para desteologizar ciertas cuestiones de la filosofía y también para desteologizar ciertas cuestiones del psicoanálisis por ejemplo para tomar contacto de un modo más fresco con el último tramo de la enseñanza de Lacan , y en ese sentido, así como Lacan ha librado si se quiere, ha intentado librar a la subjetividad de un cierto neurocentrismo, de la idea de que la neurosis es el gran paradigma, el gran centro desde donde debe entenderse toda la subjetividad, creo que también hay que librarlo del heterosexualcentrismo, es decir, creer que la única práctica desde la cual hay que entender a todas las demás prácticas sexuales es la heterosexualidad. Creo que el concepto de imposibilidad de la relación sexual es tan determinante de la lógica interna de la enseñanza de Lacan como fue el concepto del ser para la muerte en la analítica de Ser y Tiempo, ambos, además, modalizados con el concepto de imposibilidad.

Por eso hay un capítulo dedicado a Aristóteles y a la lógica modal que, si les interesa leerlo, ahí se trabaja toda esta cuestión. Pero creo que esa es una revolución todavía pendiente para la comunidad analítica, ya que ella todavía tiene que seguir atravesando la metafísica que domina al psicoanálisis y creo que para eso tiene que volver a interrogar la locura, la política y la idea canónica de que son determinadas prácticas sexuales las que están en el corazón mismo de la subjetividad, interpretando a todas las demás.

En el Seminario de la ética , el seminario VII, uno de los grandes aciertos en la enseñanza de Lacan, uno ve que ahí Lacan, primero tiene un gran interés por la prudencia aristotélica, la prudencia realmente es muy importante... Por ejemplo una vez conversé con Maresca acerca del discurso de Perón del año 48/49, está muy trabajado de guiños aristotélicos prudencialistas, el concepto de felicidad, el problema del exceso, la medida,en fin, la prudencia en política tiene algo muy interesante que no tiene el imperativo categórico. No puede haber una prudencia para todos ni se transmite como una regla a priori , sino que la prudencia exige el tacto del encuentro. Pero él mismo ve que la prudencia, de algún modo, fracasa porque efectivamente, es una moral de amo. La prudencia espera todo de la educación, resta lo ineducable que hay que localizar .La intemperancia es ubicada por el mismo Aristóteles pero como no deja de tener una confianza excesiva en la pedagogía , la suya no deja de ser una moral de amo. Entonces Lacan pasa de la prudencia -mostrando su impasse -al problema del imperativo categórico. El imperativo categórico no depende de los amos, no depende de la educación, abre un ?para todos? universal, pero luego muestra su reverso sádico y entonces el seminario desemboca en Antígona. Esto para evocar los 76- la dictadura en la Argentina.

Como argentino, puedo extraer del Seminario VII que tal vez la política sea un modo de querer conjurar lo trágico, que la política tenga que tener siempre algo de prudencial y que la política sea el modo en que lo trágico permanezca dentro de la obra literaria, en los confines del texto literario, porque si la política no hace existir a lo trágico en los confines, la política desaparece y toda la sociedad se vuelve trágica. La política nunca conjura del todo , hay en lo trágico una singularidad irreductible, algo que va a retornar, hay algo que no va a poder ser suprimido. Política y tragedia tienen que estar todo el tiempo mutuamente compareciendo en este juego, ahora, cuando no se entierran a los muertos no puede haber más juego entre la política y lo trágico y entonces la propia sociedad se vuelve trágica, porque ha desaparecido la política y entonces la sociedad tal vez queda atrapada en una suerte de neurosis de destino colectiva donde lo único que queda es la compulsión paródica de la repetición, donde uno ve siempre a las mismas figuras espectrales repetir lo mismo y esperando que se realice la curva del sacrificio que uno, ya incluso de antemano, puede prever.

Entonces, tal vez, la pregunta que ha hecho Mónica y que también estaba presente en el trabajo de Silvia, en la observación que me hizo Osvaldo sobre democracia y totalitarismo sea esa, es decir: ¿de que manera se podría pensar un acto de emancipación? ¿Puede haber un tipo de proyecto que no necesite ser rubricado en su verdad con el sacrificio de que ha sido verdadero porque hubo muertos?

Nosotros nos aventuramos en una teoría de la comunidad según el modo de realizar ?trenzados? con los ideales, pero todo esto, por supuesto, quiero decirlo con todo respeto y que ustedes entiendan que es algo por ahora, absolutamente conjetural y especulativo. Bueno, improvisé todo esto para pasar la palabra al público.

Intervención de Silvio Maresca:

Tomaré del libro el capítulo III, La cuestión del olvido, expulsión y represión porque me interesa muy particularmente la cuestión del olvido. Hace muchísimos años que me subyuga, además como lector de Heidegger y de Nietzsche ya que esta cuestión es muy central en cualquiera de esas dos filosofías. Los lectores de Nietzsche y Heidegger sabemos que en realidad el olvido no es fundamentalmente una falla de la memoria sino que, más bien por el contrario, la memoria es una falla del olvido, porque el olvido es más originario.

Pero en ese capítulo y partiendo de una tesis en el fondo similar, Alemán y Larriera logran algunas precisiones que realmente me parecen importantísimas, (e importantísimo que lo lean además) porque ahí queda muy claro como en realidad, la palabra olvido encierra una homonimia, es decir, hay efectivamente un olvido que ellos ligan con el retorno de lo reprimido, que podía pensarse ?estos son términos míos? como una falla de la memoria, pero hay otro olvido que es más originario, que tendría que ver con la expulsión y que es el que, en todo caso, conecta con Heidegger cuando Heidegger habla del olvido del ser y, más aún, cuando Heidegger habla del olvido de ese olvido, porque en realidad, el problema más grave en nuestra época para Heidegger sería, como lo exponen muy bien los autores, el olvido del olvido.

Ahora si bien algunas de estas cosas, como les digo, están transitadas por los que pensamos estas cuestiones del olvido, la memoria, etcétera y con estas fuentes, vuelvo a decir, me parece que ellos logran precisar la diferencia, precisar conceptualmente, localizar, diría yo, las dos acepciones, en todo caso, del término olvido. Me parece que ahí lo hacen muy bien, cuando toman la diferencia entre significante y letra.

A mí me resultó ese capitulo realmente iluminador, me resolvió una cantidad de cuestiones que creo que no están del todo claras, no está deslindada del todo esta homonímia, no está precisada la cuestión ni en Nietzsche ni en Heidegger. Pienso que lo real es dionisíaco, a pesar de que siempre me incliné más por lo apolíneo. Sobre ese fondo dionisíaco, me parece que lo interesante es la claridad cuando de alguna manera se sostiene sobre ese fondo oscuro y amenazador. Con esto quiero decir que noto tanto en este libro como con respecto a los anteriores de Alemán y Larriera, el intento de no renunciar a precisión conceptual por más que aquello de lo que se trate sea de una complejidad enorme y en último término refractario al concepto, bueno que esa voluntad entonces, que podríamos llamar iluminista en el buen sentido, se acrecienta a sí misma, pero al mismo tiempo en la medida en que esa voluntad de claridad se acrecienta a sí misma se ahonda el enigma y lo real incognoscible, digámoslo kantianamente, se vuelve más pregnante. Porque no es que cuando planteamos las cosas confusamente, queda claro de alguna forma o queda delimitado lo confuso de lo real, no, en absoluto, más bien sucede al revés, cuando se delimita con claridad aquello que se sustrae al concepto, eso se sustrae, diría yo, adecuadamente, o dicho mejor se produce el acontecimiento de la sustracción, me parece que en algunos pasos de la sustracción, me parece que en algunos párrafos de la lectura la sustracción está íntimamente vinculada con el olvido, el lector asiste al acontecimiento de la sustracción y por ese lado, accede a esta cuestión del olvido originario.

Bueno este es un poco mi comentario al capítulo.



Debido a lo extenso de éste texto, sólo lo ofrecemos en formato Word




















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